Dieta macrobiótica

Algunos tipos de alimentación relacionan el consumo de comida con aspectos de la vida espiritual y modos de vida. Dentro de esta corriente se sitúa la alimentación macrobiótica, creada en Japón y difundida ampliamente en la actualidad. El concepto principal es preservar el equilibrio entre los elementos de energía yin y los yang, de manera de conservar el organismo sano; para ello además es necesario contar con una actitud serena, estar conectado con lo espiritual y en armonía con la naturaleza.

Proporcionalmente consta de un 50% de cereales integrales, un 25% de verduras y hortalizas, y aproximadamente el 15% de legumbres, además se consumen sopas con algas y vegetales. Los cereales, que incluyen arroz, trigo, maíz, mijo, cebada, avena y trigo sarraceno, pueden prepararse hervidos, como sopas o tortas. Este tipo de dieta es básicamente vegetariana, no obstante se puede incluir pescado una vez por semana y los huevos cada 15 días.

 

Desde el punto de vista ideológico, la filosofía macrobiótica rechaza los alimentos provenientes de las grandes empresas, así como también los productos con conservantes, colorantes y los tratados químicamente, siendo preferibles aquellos obtenidos por cultivos caseros; en su concepción más estricta, esta corriente propone diez niveles que van desde la alimentación vegetariana con algunas comidas con carnes blancas, hasta el último escaño que consiste en alimentarse sólo de cereales integrales y granos. Lógicamente este tipo de dieta debe ser supervisada en todo momento por el médico y nutricionista, y realizarse controles periódicos.

Los alimentos prohibidos incluyen a la leche y sus derivados, carne roja, azúcares refinados, tomates y patatas, condimentos fuertes, y frutas tropicales. Por otra parte, se procura restringir el consumo de agua, la que debe tomarse muy lentamente y sólo al finalizar los alimentos sólidos. A causa de todos los nutrientes que tienden a eliminarse de la dieta y no se sustituyen con suplementos o concentrados, pueden aparecer cuadros de carencia alimentaria y desnutrición. Por lo tanto es de vital importancia recurrir al médico si se tiene pensado emprender este tipo de prácticas, ya que si bien la intención en un principio puede ser la de llevar una vida y alimentación saludable, si se realiza sin supervisión seguramente se obtendrá el efecto contrario.

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