Muchas veces se ha mencionado el efecto adelgazante como una propiedad de la cafeína; las evidencias científicas de esa acción no son suficientes para comprobarla. Ciertos estudios demuestran que esta sustancia, una vez que ha sido absorbida produce un incremento en la concentración de ácidos grasos en la sangre, como consecuencia de la remoción de los lípidos depositados en el cuerpo, estimulando de esta manera el proceso de la lipólisis; así podría decirse que la cafeína propicia la disminución de los depósitos grasos con la resultante pérdida de peso. Sin embargo, otras investigaciones concluyen que si bien esta sustancia produce un aumento en la conversión de los lípidos almacenados, en ácidos grasos circulantes en el plasma, no se ha indicado un incremento en el empleo de los mismos para la producción de energía.
Hay que señalar los diversos efectos negativos que tiene la cafeína en la salud, si esta es consumida en forma regular y en cantidades considerables. La acción diurética que posee, puede hacer pensar que ayuda en la disminución de peso, pero esto se debe a que elimina en forma eficaz los líquidos; pero no colabora en el adelgazamiento sino que aumenta el riesgo de deshidratación. Otro punto importante es el efecto perjudicial sobre la mucosa del aparato digestivo; en ciertas ocasiones la cafeína ha facilitado o causado patologías como acidez gástrica o gastritis. En el sistema nervioso produce animación, nerviosismo e insomnio, dependiendo de cada individuo. Genera un aumento de la concentración de glucosa en sangre con el consiguiente riesgo adicional para los diabéticos.
La cafeína no es almacenada en el organismo; luego de la ingestión es absorbida rápidamente y luego de distribuirse es eliminada a través de la orina.
Su consumo debe ser especialmente controlado en pacientes con patologías diversas, niños, ancianos y embarazadas, y tener en cuenta que además del café, la cafeína se encuentra en algunos refrescos, concentrados energéticos y té.
Junto al café generalmente se consumen otras sustancias como azúcar y crema, además de otros alimentos en el desayuno o merienda como galletas y tortas por ejemplo; estos elementos adicionales suman calorías y por lo tanto producen un efecto adverso si lo que se buscaba era utilizar la cafeína como herramienta para bajar de peso, un resultado que como puede verse, no ha sido demostrado hasta el momento.